Cortando el agua
Sorprende ver como un ser intenta superarse así mismo y a la vez romper sus limitaciones físicas. Desplazarse dentro de un medio que no es el suyo propio y natural, solo con la fuerza motriz de sus brazos, y a la vez marcarse límites de tiempo, guardar el equilibrio y luchar contra otros oponentes porteando […]
Material: Yeso
Dimensiones: 0,70 x 1,26 x 0,37 m
Sorprende ver como un ser intenta superarse así mismo y a la vez romper sus limitaciones físicas. Desplazarse dentro de un medio que no es el suyo propio y natural, solo con la fuerza motriz de sus brazos, y a la vez marcarse límites de tiempo, guardar el equilibrio y luchar contra otros oponentes porteando su propia embarcación para conseguir ser el primero.
Sentir el corte perfecto con el agua intentando deslizarse con la máxima potencia y velocidad, sin perturbar casi la superficie del agua con la pala, sin golpear, movimientos limpios y elegantes, pero a su vez cargados de una fuerza titánica, fundiéndose con el medio como un ser acuático.
Esta clase de hombres y mujeres, personas que empiezan en esta disciplina siendo niños practicando los movimientos y depurando la técnica con gran esfuerzo, días y días de duro trabajo en las aguas heladas de invierno del río Duero entrenando como guerreros, solo los mas fuertes son seleccionados para la competición. De esta criba salen los campeones que tantas medallas y reconocimientos internacionales, (entre ellos varios campeonatos del Mundo), han conseguido para nuestra tierra sin mas motivación que el triunfo personal y seguir con un deporte que ya es tradición en Zamora.
Es en esta escultura donde se condensa y simboliza este gran espíritu de superación, y es a ellos a los que debemos dirigir este homenaje, a su esfuerzo y dedicación en forma de Escultura monumental.
Sorprende ver como un ser intenta superarse así mismo y a la vez romper sus limitaciones físicas. Desplazarse dentro de un medio que no es el suyo propio y natural, solo con la fuerza motriz de sus brazos, y a la vez marcarse límites de tiempo, guardar el equilibrio y luchar contra otros oponentes porteando su propia embarcación para conseguir ser el primero.
Sentir el corte perfecto con el agua intentando deslizarse con la máxima potencia y velocidad, sin perturbar casi la superficie del agua con la pala, sin golpear, movimientos limpios y elegantes, pero a su vez cargados de una fuerza titánica, fundiéndose con el medio como un ser acuático.
Esta clase de hombres y mujeres, personas que empiezan en esta disciplina siendo niños practicando los movimientos y depurando la técnica con gran esfuerzo, días y días de duro trabajo en las aguas heladas de invierno del río Duero entrenando como guerreros, solo los mas fuertes son seleccionados para la competición. De esta criba salen los campeones que tantas medallas y reconocimientos internacionales, (entre ellos varios campeonatos del Mundo), han conseguido para nuestra tierra sin mas motivación que el triunfo personal y seguir con un deporte que ya es tradición en Zamora.
Es en esta escultura donde se condensa y simboliza este gran espíritu de superación, y es a ellos a los que debemos dirigir este homenaje, a su esfuerzo y dedicación en forma de Escultura monumental.